miércoles, septiembre 29, 2010

René Avilés Fabila: El gran solitario de palacio

2 de Octubre ... no se olvida.


"El gran solitario de Palacio, publicada por primera vez en Buenos Aires, se agotó rápidamente al igual que las doce ediciones que de esta novela se han hecho en México. Públicos tan distintos demuestran que la obra de René Avilés Fabila, considerada por muchos críticos literarios como la mejor novela sobre el 68, posee grandes valores artísticos y aún testimoniales que resisten perfectamente las pruebas de tiempo y espacio. En ella, el autor supo sortear con habilidad los peligros que la crítica social y el compromiso político implican para la literatura. "El gran solitario de Palacio es una alegoría en donde se entrelazan varias historias, cuyos personajes, acción y épocas conforman un amplio mural que le muestra al lector los rasgos más característicos de nuestra realidad. Nunca en la obra de René Avilés Fabila el humorismo y la ironía habían sido tan amargos y ácidos como en esta sorprendente novela. "No cabe duda de que El gran solitario de Palacio es una novela sustancial para nuestra narrativa, en particular para aquélla que entronca con la novela de dictadores latinoamericanos: Tirano Banderas, de Valle Inclán y El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. En tal sentido, este soberbio retrato político, escrito en París de 1969 a 1970, y publicado en Argentina en 1971, enlaza con toda una zaga de libros sobre dictadorzuelos y sátrapas latinoamericanos."

(Cuarta de forros de la Editorial Fontamara, en una de las primeras ediciones mexicanas 1993)

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Y del segundo: La obstinada vocación del cuentista

Ahh de ésta me dio el impulso de escribir y contar cuentos poéticos.


La culpa es de Avilés Fabila: Y si nos escribimos un cuento en la piel? y si nos contamos más de un cuento corto cada noche? Y si hacemos del cuento una seducción? Y si .... de cuento a cuento nos contamos los gozos?.

Y en su honor un destello de cuento corto (de un pequeño librito que se llama:

"AMO A TO"
Cuentos Envenena2 - Cuento 7

La sota de copas cambiaba las barajas, encendía cirios y estiraba los brazos hacia el cielo. Las mezclaba de siete en siete cada viernes porque deseaba dejar de ser La Sota, para ser la Reina de Corazones Negros.

(todas las visiones del copyright and left me pertenecen ... creo :) je. En realidad es lo único que me pertenece.

Y a todo esto... las opiniones de René Avilés Fabila

El primero ¿De qué viven los escritores? ufff tela marinera, en México hay que vivir y dejar de soñar en becas o incentivos; y/o luchar por ellos aunque en ello se vaya gran tiempo que se le roba a la escritura. Es curioso, no? Se suele premiar a los "malos" para que mejoren, se les ayuda desde el kinder a "mejorar a las ovejitas latosas, malucas, o excesivamente inquietas" como suelen llamarlos. El hecho es que vamos relegando a los grandes escritores y luegos la Instituciones les quieren hacer reconocimientos cuando ya están BIEN muertos. Como si la vida no valiera nada, como si los grandes escritores hubieran de verdad muerto todos y la camadas de BUENOS y MAGNIFICOS se va dilueyendo, como se van los pintores, los escultores, los poeta, los compositores. Hemos tenido años de gloria y oro en el arte pero lo vamos dejando perder en aras de mencionar héroes a los que duran un poco en la tele, o en otros medios.

Tenemos héroes diarios que escriben, que pintan, que hacen poesía, que componen una música divina, tenemos HASTA buenos actores y actrices pero se van perdiendo en esa "moda" de lo desechable.

Ojalá hicieran las autoridades reconocimientos EN VIDA (hermano, en vida!) y se dejen de hacer el rídiculo que a todos nos cuesta, que a todos nos importa y que ellos, los del escritorio de "paso" dejan a la deriva por la autoridad y el ego que no pueden dejar en la calle (a ver si se los roban, jeje).

O de plano, yo que estoy en desacuerdo con esas cosas, desde aquí, desde mi escritorio intento, plasmar un reconocimiento a la vocación, al arte, al talento de René, porque estás autoridades no sirven de mucho (acaso no se dan cuenta de que son pasajeras, que no harán historia de un merecimiento?, acaso es que no tienen sentido común? porque el reconocer a los que se han dedicado a su vocación con todo el amor y la disciplina hablaría de lo que es realmente México y los Mexicanos y no nos dejaría huérfanos cuando podemos salir fuera o cuando solicitamos un trabajo en empresas extranjeras y tenemos que demostrar y demostrar y demostrar que SOMOS y VALEMOS ... porque somos y valemos.

Y no somos los mexicanos los que hemos puesto por el piso el honor de México, son los gobernantes y los que están en puestos públicos, que ejercen sin pudor.

En fin... a mi que la política no me gusta, me pone como poetisa roñosa el que no reconozcan que en México hay personas, escritores, pintores, poetas, creadores que valen la pena y hacer que en México sean reconocidos sería un paso enorme a retomar el orgullo de ser mexicanos.

Por favor reconozcan a los vivos, ya que muertos no lo disfrutan jo!!!!. Y de paso dejen de hacer el ridículo ....

La obstinada vocación del cuentista opinión de René Avilés Fabila


Se dice y con razón que el cuento es el género más difícil. Algunos críticos han señalado que William Faulkner, por ejemplo, se consideraba a sí mismo un cuentista frustrado o un autor que al menos sabía valorar en su amplia dimensión al relato breve y algo parecido se cuenta en relación al novelista Ernest Hemingway, tan necesitado de grandes espacios para contar sus historias. No deja de ser interesante que ambos hayan logrado la perfección con relatos cortos. El segundo con El viejo y el mar, el primero con Miss Zhilphia Gant. Pero quizá sea necesario ir por partes. Un buen cuento puede ser alcanzado con relativa facilidad, sólo es necesario pulirlo una y otra vez hasta obtener algo notable. Lo realmente complejo es integrar un volumen de cuentos de sostenida calidad. El gran libro de historias breves tiene que estar conformado por siete, nueve o doce muy buenas historias enmarcadas cada una por una excelente estructura y una atmósfera semejante. De tal forma, Borges escribió, digamos, Historia universal de la infamia, Torri De fusilamientos, Arreola Confabulario, Rulfo El llano en llamas y Cortázar Bestiario. He aquí lo realmente difícil: crear un libro de cuentos. Mientras que en la novela, el género rey para muchos, se tiene un puñado de personajes y una historia, acaso dos o tres, en el tomo de cuentos hay diez o trece historias y una estructura para cada una de ellas. Es necesario conservar elementos que unan las historias, aires y ambientaciones, temas y tratamientos. De otro modo, no estamos en presencia de un gran cuentista. Es un escritor que se ha limitado a poner cuentos de diferentes subgéneros: uno policiaco, otro de ciencia-ficción y uno más de amor. En cambio, el que ha sabido trabajar con rigor y vocación, logra que haya unidad entre sus relatos. Tal es el gran escritor, el cuentista verdadero.


¿Cuentos o textos?


En los tiempos actuales, los géneros literarios y los periodísticos se han mezclado entre sí mismos y entre ambos con una especial intención: buscar la novedad, la originalidad y una mayor riqueza. En periodismo, la crónica y el reportaje se han enriquecido con la presencia de la prosa narrativa. De ella toma la belleza, pero no así la ficción, lo que caracteriza a la novela, al cuento y a la poesía. Los trabajos literarios buscan mayor eficacia expresiva. Por ello el cuento tradicional se ha resquebrado al aceptar en su interior desarrollos ensayísticos, párrafos de prosa poética, supresión de diálogos o el monólogo interior como salida al relato habituado a contar en tercera persona o en un yo muy visible. A veces, hay que aceptarlo, el cuento carece de imágenes y metáforas, algo que en siglos pasados se utilizó con frecuencia, entonces de pronto uno siente la presencia del artículo periodístico, de un anuncio redactado para atraer compradores y clientes o de una historia que alguien urdió para terminar sus días en las páginas de un diario o revista. También puede tratarse de una simple y llana descripción, con frecuencia zoológica. O de una biografía inventada, como en el caso de Marcel Schwob, cuya benéfica influencia es visible en Borges. ¿Cómo llamar a este tipo de trabajo? Juan José Arreola solía calificarlo como texto o le decía varia invención. El caso es que ahora es difícil clasificar una historia. Ya no es la extensión lo que permite la precisión: de tantas páginas en adelante, es una novela, decían los “especialistas”. Pero y ¿dónde quedaba el relato que superaba las cincuenta páginas destinadas para ser novela o la historia de una línea, dónde? Lo importante de la literatura es escribir bien, la clasificación vendrá después, es parte del trabajo de los críticos. Yo, en mi trabajo cuentístico, no me he propuesto sino contar todo aquello que se me ocurrió, a veces como un ejercicio de literatura automática, otras como un acabado producto de la conciencia literaria y la reflexión y siempre bajo el influjo de los libros. No sé si llamarlos cuentos, croniquillas, o de plano entrar en toda la terminología de reciente cuño como brevicuentos, minificciones o minirrelatos; los míos son textos, frases, bromas, ensayos, poemas en prosa, historias apócrifas, variaciones sobre temas universales, cuentos embozados, varia invención, y como tal espero su lectura sin buscarles definición alguna a no ser la de literatura.

Esto lo escribo porque la UAM acaba de publicar un libro mío de cuentos breves, De sirenas a sirenas, prologado por Rubén Bonifaz Nuño e ilustrado por José Luis Cuevas y alguien me preguntó qué clase de relatos había hecho en esta obra. Imagino que son los críticos quienes deben explicar lo que el narrador o el poeta han escrito. Uno ya cumplió con la tarea de ponerlos en el papel. En este momento, la obligación queda en las manos de lectores y especialistas. Quizá nuestro problema sea la ausencia de un cuerpo de experimentados críticos literarios que nos digan qué de lo nuevo vale o no la pena, qué tiene posibilidades de conservarse en la historia de las letras y qué desaparecerá. Mientras tanto, me interesa que mis lectores los disfruten.

Miércoles 29 de Sep., 2010
La crónica

¿De qué viven los escritores? opinión de René Avilés Fabila

Alrededor de 1966, comencé a indagar sobre varios problemas que impedían el cabal desarrollo del escritor mexicano. Las primeras entrevistas con narradores y poetas las publiqué en el suplemento de El Nacional, Revista Mexicana de Cultura, entonces dirigida por el inolvidable poeta español Juan Rejano. Conversé con los más distinguidos escritores: Juan Rulfo, Ricardo Garibay, Vicente Leñero, Augusto Monterroso, Eduardo Lizalde, Fernando del Paso, Salvador Elizondo, José Agustín, Julieta Campos, entre otros. Más adelante, en 1975, el Fondo de Cultura Económica, en una serie ya desaparecida, Archivo del Fondo, reunió las pláticas en forma de libro y lo editó bajo el nombre de El escritor y sus problemas. Incluí nuevas opiniones de narradores y poetas a través de un cuestionario que hice circular.

El eje del libro era una preocupación básica: ¿de qué vive el escritor mexicano? ¿Tiene los recursos necesarios para dedicarse de lleno a la literatura, a leer, escribir y quizá viajar para conocer distintos escenarios? La cultura no es barata ni está al alcance de todos. La mayoría de las respuestas oscilaron entre la seriedad y el sentido del humor. En el fondo subyacía una especie de tragedia: salvo contados casos, en México el escritor no logra vivir exclusivamente de su tarea como narrador o poeta, ayer y hoy. Casi todos los que entrevisté en ese entonces vivían con modestia, en el mejor de los casos, con orden y limpieza como los que hallé en el departamento de Juan José Arreola.

Sí, ¿de qué vive el escritor en México? Alguna vez, el entonces no tan famoso Gabriel García Márquez precisó: “Hay que vender como cuatro ejemplares de una novela para llevar a los niños al cine.” Para él la situación ha cambiado, pero es un caso extraño, su talento lo llevó al éxito y los problemas se acabaron, ¿y los demás, los que asimismo poseen talento y sensibilidad y no logran vender mucho? Entre el analfabetismo, el cada vez menos inteligente apoyo estatal y la competencia con los medios electrónicos, la gente compra menos libros y ello agudiza las dificultades e impide el desarrollo cabal de un joven poeta o de un incipiente novelista. El Centro Mexicano de Escritores era el único punto de ayuda a poetas, ensayistas y narradores que luego de su paso por esa institución legendaria, aspiraban a una gran beca norteamericana: la Gugenheim, que algunos consiguieron.

En aquella época eran pocos los escritores que podían decir que vivían exclusivamente de sus regalías, Luis Spota y Carlos Fuentes, digamos. Personajes como Jaime Torres Bodet, Rafael Solana y Agustín Yáñez tenían mejores posiciones merced a sus cargos públicos. Salvador Novo vivía sí del teatro, pero también de sus ingresos como autor de publicidad aguda. A cambio, Juan de la Cabada y José Revueltas se sostenían con apreturas.

De mi generación, el más arriesgado fue José Agustín, quien se propuso, en una acción corajuda, vivir de sus libros. Cuando inicié una afortunada amistad con Juan Vicente Melo, el soberbio narrador, crítico literario y musical, recibía dinero de sus clases en la Universidad Iberoamericana. Para colmo, Juan Rulfo me hizo una desconcertante confesión: de sus regalías apenas percibía algún dinero, lo fundamental le venía de su trabajo en el Centro Mexicano de Escritores, de tareas cinematográficas y de su presencia en el Instituto Nacional Indigenista. Los que mejor vivían eran sin duda aquellos que habían pasado por la alta burocracia o que fueron embajadores como Alfonso Reyes y Octavio Paz.

La creación del CONACULTA, que pudo haber sido una magnífica idea, se distorsionó desde el principio y se agudizaron sus problemas, sobre todo a partir de 2000, que en manos panistas, refractarias a la cultura, sólo ha dado tumbos. No han sido capaces de formular una política cultural y cada día que pasa crea más insatisfacciones en la comunidad de artistas de toda índole. Salvo los beneficiados, los protegidos, quienes no necesitan apoyos, la gran mayoría muestra su malestar.

Actualmente, la situación no sólo no ha cambiado sino ha empeorado, pues los cursos, conferencias o presentaciones de libros, que constituyen otra fuente de ingresos para el escritor, son cada vez más escasos, y ahora no pagan, pensando en que el escritor debe darlos gratuitamente. Diversas instituciones oficiales argumentan que les han reducido el presupuesto y entonces realizan eventos culturales a costillas del pobre intelectual. Cuando tienen que viajar a provincia, pagan transporte y modestos viáticos, pero no honorarios, a pesar de que el escritor tiene que dedicar tiempo y trabajo para una conferencia. Bernardo Ruiz me hizo llegar un artículo de Fernando de Ita, donde narra las exigencias de un burócrata, Luis Corrales Vivar, director de Cultura, Recreación y Bibliotecas de Hidalgo: “Un artista no debe cobrar, sus actividades deben ser quijotescas; hay cosas más importantes, como el drenaje y el agua, la cultura tiene poco presupuesto; la cultura nada tiene que ver con el dinero, sino con el interés de la gente… La actividad quijotesca se hace porque te gusta sin esperar nada a cambio”.

Intelectuales del mundo, seamos paupérrimos, pero “quijotescos”. El dinero es para los políticos. Aprendamos a no comer. Así, al menos seremos esbeltos.
Miércoles 22 de Sep. 2010

viernes, septiembre 17, 2010





EL GRAN SOLITARIO DE PALACIO, para muchos la mejor novela sobre el 68, posee grandes méritos literarios y testimoniales que resisten las pruebas del tiempo y del espacio. Esta obra fundamental para nuestra narrativa, no trata sólo sobre el movimiento estudiantil y la masacre de Tlatelolco, sino que es un recuento del México contemporáneo que bien puede ir de los tiempos del general Cárdenas al momento en que el PRI pierde la presidencia en el 2000.

Concebida como un amplio mural. El gran solitario de Palacio es una alegoría que entrelaza varias historias. El eje es la fatídica tarde del 2 de octubre en Tlatelolco. A través de sus personajes el lector puede reconocer los rasgos más característicos de la realidad tal como fue vivida. En un extremo, jóvenes idealistas enfrentándose a un régimen, en el otro, ese régimen encarnado en un hombre autoritario e intolerante; un hombre sexenal completamente solo a causa de su excesivo poder.

De la novela, traducida a varios idiomas, se ha ocupado ampliamente la crítica especializada. Giussepe Bellini reconoce en El gran solitario de Palacio "una gran fuerza de denuncia, un juego extraordinario de humor e ironía, una interesantísima novedad de estilo y de estructura". René Avilés Fabila consiguió escribir un clásico, una obra perdurable gracias a su mezcla de realidad y fantasía así como a la capacidad crítica de su autor.







jueves, septiembre 02, 2010

En agradecimiento a Germán Dehesa

Uff qué tristeza, me acabo de enterar de la muerte de Germán Dehesa, un mail escueto dice: Germán Dehesa, escritor, dramaturgo y columnista de esta casa editorial, murió hoy a las 18:35 horas rodeado por su familia en su casa de la Ciudad de México.

Me fui a la cocina ... a preparar un pai de limón, no se si eso le gustaba pero mientras hacía la pasta pensaba en cuántas mañana me alegro el día "nuestro charro negro"; cuantas veces gracias a sus palabra de Ángel pude mentarle la madre a alguien; cuantas veces su humor era mi humor y esa empatía me hacía saberme viva (cuando pasaba por momentos enfermos donde los médicos no encontraban qué, yo encontraba el por dónde con su columna) ...

Empecé a leer sus escritos un poco después de conocer a mi marido y en la mañanas éramos tres en la cama (el charro en periódico, el marido y la reina del destape mañanera (yo)).

Me enteré de su vida por todo lo que chismeaba, de sus fantasías/verdaderas donde la línea era esa sonrisa para reírse de todo cuando era momento de llorar por algo importante. Ahora ¿quién me despertará con una sonrisa?. Si hay algún valiente por fa, anote el teléfono para que sea voz a "mujer dormida” cada mañana.

Por eso me puse a cocinar, porque ya no me gusta llorar, porque he tomado la bandera de hacer homenajes a quiénes se adelantan y compartir lo que fueron y son para mi. Claro, el pai tiene un agregado, algunas lágrimas que intente disimular mientras hablaba con él (en mi mente) ... deseándole buen viaje. Felicitándolo porque supo SER hasta el último momento.

Porque no la hizo de tos, recién el 25 de agosto dijo de su enfermedad, aunque tenía días diciendo cosas al respecto. A mi, aunque no llegue a conocerlo en persona, es de las PERSONA que ha enriquecido mi acervo cultural, pero más el humano y bendigo su presencia, que ese Dios en el que creo lo tenga ahora a la diestra para darle diario la columna ahora si, no sólo del Ángel, sino desde el mismísimo ÁNGEL, o de toda la corte celestial de Ángeles.

Acá lo vamos a echar de menos, pero bien hará allá que hace falta les diga que hay gente que vale la pena que respire, que hace bien a otros sus respiros y letras. Que seguro Herman lo ha de estar esperando para armar la bohemia este viernes (que toca, estén o no!) y canten unas con Rocío Durcal -es que ambos, Germán y Rocío eran de los favoritos de Her y de mi madre- y ahí los veo, a Dehesa preguntando por Montiel (aunque ahora ya lo podrá ver en cielovisión y a todo color, al fin va a saber dónde anda ...) pero mientras ellos la pasan como fiesta de quince años entre valses y adioses ... acá, un ángel menos, un charro menos, el negro que era blanco y de arcoiris.

Germán Dehesa ha entregado el equipo (pero qué equipo Señores, ya lo quisieran muchos para un día dominguero, como los que le gustaban a él). Germán Dehesa se ha ido pero se queda... en fin... la vida es como es, todos vamos para allá, a querer o no. Me ha dejado como dijo en su columna el 1 de septiembre "with the Jesus in the mouth". Y hay que joderse porque a veces toca bailar con la más fea ... hoy toca.

Mayday mayday BrujitaBlanca a Charro Negro !!!. Tenemos un problema Dehesa y ahora cómo hacemos?