domingo, octubre 30, 2005

Y tú, eres un sueño o dejas que los sueños te sueñen... ¡Atrévete!.

La otra historia del escorpión y la rana. Esta versión del cuento es propiedad intelectual de un día cenando Ludovico e Ylia; así que es un cuento a cuatro manos.

La ranita rara y el escorpión que quería ser héroe

En un tiempo muy antiguo, apenas ayer.

Había una rana algo extraña, pequeñita, parecía un caramelo. Todos los habitantes de la orilla del lago la respetaban y ella no sabía bien a bien, cómo se había ganado ese respeto. Alguno de los visitantes comentó un día con otro hombre que “esa rana había aparecido en el Discovery”, pero claro, las ranas no saben nada de televisión, así que sólo se sabía respetada y caminaba como su tamaño fuera mayor. Solía pensar que era otra cosa, cualquier cosa, desde un árbol hasta un elefante. Vivía soñando en mil aventuras que no lograba hacer realidad, sólo soñaba, no perseguía sus sueños, dejaba que ellos se posarán sobre su lomo colorido y eso era suficiente para ella; pero un día sucedió que le avisaron las aves del Paraíso –terrenal, ¡por supuesto!- que debía ir al otro lado del lago, que era algo vital para su especie acudir a la reunión anual.

Pero no quería ir sola y tenía temor de demostrar su miedo, porque entonces podría perder el respeto que nunca se había ganado por sí misma y que tampoco sabía de donde provenía. Así las cosas, paso frente a ella un escorpión y se le ocurrió la brillante idea de que él fuera su acompañante. Así, los habitantes de la selva la respetarían más porque se había atrevido, no sólo a cruzar el gran lago, donde decían vivía un monstruo terrible, sino que además lo había hecho con un animal que con sólo un piquete podría matarla.

La rana soñadora se cubrió con su manto de domingo, para que el escorpión no supiera quién era ella, fingió la voz y le dijo:
-escorpión ¡te necesito!, mi madre me llama del otro lado del lago pero tengo miedo de ir sola porque dicen que en el agua sale un monstruo que come a todo aquel que atreve a pasar, ¿podrías acompañarme?.
- y ... ¿yo, por qué?, preguntó el escorpión?
- Porque todos te tienen miedo, porque todos sabemos de tu gran valor y del efecto de tu veneno, porque al fin ese monstruo estará muerto. Yo te ayudaré a que no te ahogues y tú serás mi guardaespaldas. Seremos proclamados reyes de la selva y contaran nuestra gran aventura de generación en generación.

El escorpión, como todos aquellos que creen tener poder sobre otros, se vio a sí mismo salvando a la ranita y siendo nombrado el más valiente de todos en la selva. Él tan guapo, tan bien parecido, tan valiente... y acepto de inmediato subir sobre el lomo de la rana para emprender tal aventura.

Cuando iban a mitad del lago a la ranita ya le había dado calor tanto movimiento y se libero de su traje dominguero y en ese momento: ¡oh sorpresa!, el escorpión sintió el veneno de la rana corriendo por todo su cuerpo y por instinto de supervivencia hizo lo que hacen todos los escorpiones, la picó en el lomo.

Ambos murieron sin saber la verdad. La una vestida con traje dominguero ocultaba su veneno colorido, el otro, con su traje de sueños de grandeza y de heroísmo moría ahogado, sin saber que todos los héroes deben aprender a mojarse y nadar para llegar por sí mismos a sus metas.

Así termina este cuento que no es ni triste, ni alegre, es lo que suele ocurrirnos a los humanos cuando no sabemos quiénes somos.

Luis Escalona e Ylia Kazama©


Tiempo durante algún tiempo en el que debemos aliviar el corazón y alma. Y sea tomando un paseo o cantando una canción, o como dicen los Beatles “con una pequeña ayuda de mis amigos”. Que dentro de sus comentarios hay muchas cosas rescatables en estos tiempos sobre tiempos.

Por ejemplo:

“No destruyas lo mejor de tu vida sólo porque no sabes quién eres”. O lo que es lo mismo, “no destruyas tu vida sólo porque no sabes quién eres”. Ahora que si logras destruir un tramo de tu vida, tampoco te culpes mucho, en el camino uno aprende quién es, si de verdad quiere observarse y no como la ranita que sólo sabía que era respetada cuando en realidad era “temor” lo que nacía de los otros a ella, pero ella no sabía por qué o cómo. Uno puede aprender ese cómo y por qué viéndose en el espejo de la verdad y aceptando que quizás no somos lo que queremos, pero que tenemos la gran oportunidad de lograr serlo.

Hay que darle un vistazo a la vida, a la vida que uno desea tener, a lo que uno quiere ser y dejar correr ese amor verdadero dentro de nuestra sangre, de nuestra piel para despertar de ese vistazo finito para convertirlo en la realización de nuestro sueño posible que nos haga infinitos. No ricos, ni famosos, sólo infinitos.

Tampoco es que esté peleado lo de ser rico y famoso, con lo de ser feliz y estar en paz con uno mismo; todo lo podemos obtener. Mentira es que “no se puede tener todo”, pero uno debe saber qué es ese “todo” porque no es lo mismo para todos, ¿verdad?.

Y luego seguiré escribiendo sobre los antídotos contra estos venenos de uno mismo, del escondernos la verdad, de creer en cosas que no pasaran. Porque una cosa es soñar que lo imposible lo podemos lograr e ir a lograrlo cada día y otra, es querer ser lo que uno no es, ni está en nuestra naturaleza ser. El primer antídoto que les dejo hoy es:

Duerman con la verdad a cuestas, es domingo, pueden visualizar sus sueños. Pensar cuál rana o cuál escorpión eres de todos éstos o ... inventar otra versión del cuento, según tu “escorpionalidad” o tu “ranatilidad”... pero ¡vamos!, es hora de divertirnos.

Cuéntame un cuento ... que hoy estoy demasiado vivaz y traviesa y no quiero ni ser una rana, ni un escorpión, pretendo ser sólo Ylia... esa que cada día renace en algo o alguien diferente según todo lo aprendido en el día de ayer, de antes de ayer ... ¿de otras vidas?.

Así que sólo les dejo un beso, un gran beso que puede no ser parte de las estadísticas, pero que sabe encontrar unos labios cuando de verdad le son interesantes ... un beso que te cause un no sé qué, un qué sé yo... un peso de tránsito y con personalidad de antivenenos, un beso que te cure las heridas, un beso ... ese beso que siempre has soñado recibir y nunca te dijeron dónde encontrarlo. Pues aquí, en mis labios esta ese beso que necesitas y un abrazo que te cubra por completo para cuidarte hoy si es alguna rana o escorpión te han lastimado... no te preocupes ¡aprenderemos a nadar” y sino ... moriremos en el intento pero atrévete a ser lo que eres y si puedes ser mejor hoy o mañana, al rato ... no dejes de hacerlo.

Un beso, ya lo dije ... donde quiera que estés, donde quiera que respires, donde quiera que lo necesites ...

Y recuerda cambiar tu reloj, al horario de invierno. Es delicioso quitarnos y ponernos una hora, yo disfruto ambos cambios; me encantan los cambios, cada día es diferente, lo aceptemos o no, es diferente ....