lunes, noviembre 07, 2005

Jugar el juego del perdón .... en serio?

“La desgracia abre el alma a una luz que la prosperidad no ve”
Lacordaire

Esto del crecimiento y camino interior, no es nada que puedas hacer “sólo por hoy” o lo haces a diario o simplemente no funciona. Sí, lamento decirlo, pero ser mejor no es para cobardes, desertores, perezosos, creyentes de que una vez basta ... para el amor, el verdadero “no basta una vez”, cada vez es mejor, cada vez es una sorpresa diferente, cada vez es un “nuevo comienzo”.

Cuando una empieza el juego del perdón es necesario sentirse orgullosa de la ética y acciones que tomaremos de aquí en adelante.

Mantener el corazón en su lugar, en el camino correcto es imprescindible, ya que el resto se hará por sí mismo de manera natural. Esa luz que emana a cada momento en este camino, atraerá lo mejor de la vida hacia ese brillo; así que prepárate para el cambio ... ah! Pero no olvides, que debes hacer la tarea a diario.

Largo tema el perdón. Hablar claramente con nosotros mismos sobre miedos, necesidades y deseos; para que exista perdón debe existir una culpa, una sensación de deterioro. Un "algo" que se ha hecho o nos hemos hecho de muchas formas. O hemos sentido o sabido que otros nos han hecho. Una palabra mal dicha, una pregunta a destiempo, un decir desde la perspectiva del dolor y lastimar al otro, sin querer, pero ocasionando el que la otra persona no se sienta bien, o se sienta culpable.

Estamos acostumbrados, por cosas sociales, de costumbre o educación, a irnos por el camino del sufrimiento, del pecado, de la culpa. La culpa mata más que mil guerras, el no perdonar o no ofrecer una disculpa separa más que cualquier terremoto o fuerza de la naturaleza. Somos nosotros mismos una fuerza de la naturaleza que mal empleada puede causar un desastre personal, familiar y así hasta llegar al universo.

Somos parte de un universo que no vive en la culpa, sino el fluir y dejar fluir lo que acontece, pero ¡claro!, nosotros no lo hacemos así. Quizás tenemos lecciones mal aprendidas, por ejemplo: Se puede entender que el amor es un regalo, pero al mismo tiempo puede una no sentirse digna del regalo. Y ahí culpamos a todos, dejamos de perdonarnos y no perdonamos a otros. Y somos dignos del regalo amoroso, somos dignos de ser felices y estar bien.

Hay que echar una mirada al espejo y sonreír a quién vemos ahí, exactamente somos los que somos; no basta que nos quieran o querer, es necesario saber que nos quieren tal cuál somos, sin pretender cambiarnos, ya que iremos evolucionando a nuestro propio paso. Aceptarnos y aceptar a los otros sin más, liberando los mal entendidos y dejando al otro ser o estar como quiere estar.

Los recuerdos malos o buenos no pagan hospedaje, por eso podemos alojarlos todo el tiempo que ellos quieran o que dejemos que se queden. Pero es vital para, no sólo sobrevivir, sino vivir, dejar los malos recuerdos atrás, aprender de ellos y seguir adelante. ¿Es fácil?.

Por supuesto que no, porque estamos acostumbrados a tener culpas y a ser jueces severos con nosotros mismos. Eslabones que van haciendo cadenas, que pesan tanto que cuando nos damos cuenta ya no sabemos a quién o qué exactamente perdonar. El recuento de los hechos es importante y simple; hay que ver la vida, nuestra vida, desde fuera, con un poco más de sentido del humor, pero sin ironía o burla.

Para poder perdonarnos hay que amarnos; para poder perdonar a otros hay que saber amar.

Este juego en serio del perdón me está gustando mucho; una reconciliación con una misma no viene mal en lunes.

Creo que haré a diario el ejercicio del perdón, antes de que caiga la noche, perdonaré de corazón y seré perdonada; a ver si la hora de los noctámbulos se va a otro lado y me deja soñar.

Y si hoy te sientes desgraciado o desgraciada, mira al patio del vecino, quizás logres ver lo que miro ahora. Cada uno tiene su propio umbral del dolor y hay que respetarlo, lo que sentimos es para tanto, en cuanto nos duela, pero ahí, justo ahí, también están los motivos de la alegría y eso será mañana.

Habrá algunas cosas que no vale la pena perdonar?. Habrá que pedir perdón para poder perdonar?. Ah! Ahora es el momento de hacerme más preguntas al respecto. Se podrá dejar una parte del perdón por ahí, dentro de uno para que Dios, Jesús, o la Energía pueda aliviar esa parte, cuando nuestra semblanza tan humana nos impida perdonar algo que realmente nos ha hecho daño?. Perdonar es volver a hablar con quiénes perdonamos?. Es mejor un mal perdón que un mal odio?...

El trabajo apremia, así que toda perdonada me voy al curro, que ese por más que se intente, no perdona si no le cumplimos.

Pero antes de irme hoy, dejaré todas esas preguntas ahí volando y flotando por el ambiente, y sólo creo que si una ama, hay que amar completamente; no vale la pena decir “yo te amo” cuando eso mueve al universo y una no se compromete con el flujo de energía manifiesta, se abren puertas que quizás no sea bueno tener abiertas, palabras que resonaran como eco causando que no seamos coherentes: decir, hacer, sentir ...

Un beso donde quiera que leas ésto, un abrazo inmenso, de los que acostumbramos dar con luz y magia blanca (la única magia del amor) ....

Y si ... mañana jugamos el juego de la alegría? mmmmmmm

No hay comentarios.: