No espero nada, pero Dios es bueno, quizás los renglones los torcemos nosotros por no escuchar a nuestro corazón, donde están todas las respuestas. Pensamos que debemos actuar desde la inteligencia, desde lo que se supone "debe ser" cuando lo que debe ser, es fluir hacia nuestro destino, pero desde la voz del corazón.
Abrir las ventanas a las pequeñas oportunidades es invitar a las grandes a que entren y se sienten en la mesa con nosotros. Abrir el messenger y saludar a una amiga por la mañana es una oportunidad maravillosa de hacer de ese día “un nuevo comienzo”; juntas somos “más”. Unir la risa, la verdadera alegría de decir “buenos días” es hacer un buen día, aunque haya obstáculos y aunque las cosas no sean exactamente como queremos que sean. El hecho es ver la oportunidad y no dejarla ir, hacerle un buen sitio dentro del alma para que se sienta a gusto y luego invite a las hermanas mayores para disfrutarlas.
He pasado por una Epifanía, vendrán muchas ... estoy segura. Pero desde el 4 de septiembre empecé a escuchar a mi corazón diciéndome que los motivos de la alegría no están en los días perfectos, sin en la perfectibilidad que podemos hacer de ellos; que la perfección es tan humana que está en las cosas simples. Pero escuchar la voz del corazón, al menos por una vez en la vida, vale la pena, sino, la misma vida nos hará pasar una y otra vez por el mismo escalón. Recuerda: una sonrisa al día y una victoria personal a la semana harán que las oportunidades estén ahí para abrigarte de manera especial.
Desde hace días pienso que no hay un paso para atrás, sino a los lados si me viera en la necesidad de quedarme quieta, pero un paso adelante significa ser un motivo de alegría para mí misma y de ahí entonces puedo tomar al mundo con mejores ojos, porque el mundo no va a cambiar, pero yo si puedo mejorar de poco a poco, de paso a paso.
Hoy mi motivo de alegría ha sido una sorpresa, una encantadora sorpresa. Dios me ha de querer mucho donde me dá abrazos con el recuerdo de la voz de una persona que quiero profundamente, a quién le deseo todo el amor y las bienaventuranzas del mundo –y a quién echo de menos como una bestia-; de éste y del otro y de los muchos que debe haber. Y hoy estoy segura de que Dios me escucha, porque a pesar de los días de oscuridad que pasa o pasará, la luz nunca lo abandonará y eso es un motivo de alegría. Saber que esta en el camino, que es un buen hombre, que es además profundamente espiritual y es un cuerpo de tentaciones :) me hace sonreír como si fuera una mujer feliz.
Gracias a Dios por tantas cosas, por tantas oportunidades de amar y de recibir amor, por darme los ojos para mirar desde el corazón y desde el corazón .... no espero al amor, el amor me habita y no hay manera de quitarlo de ahí aunque tenga días difíciles recordaré que los motivos de la alegría, es también saber, a los otros con sus propios motivos de alegrías.
Un beso, que hoy me siento muy, muy buena persona; pero no por mi, sino porque otros se han ocupado de verse en el espejo del alma y eso es un milagro que agradezco. Porque desde la mañana han entrado las oportunidades disfrazadas de saludos de mi amiga, de personas que hacía tiempo no sabía nada de ellas y me hacen recordar que somos manitas unidas a la distancia intentando ser mejores, queriendo ser mejores, dejando entrar oportunidades grandes y pequeñas, sólo para recibir las bendiciones de Dios en envolturas distintas.
Voy a dormir, no como cucharita porque no hay manera –no tengo una pareja, no la pareja que yo querría y sino es como yo quiero ¿para que querría una cucharita que no es mi cucharita?-, pero dormiré bien, pensando que la voz del corazón es toda mi fuerza, ojalá sea la tuya ... escúchalo, dale una oportunidad a esa voz, y segura estoy que aunque suene loca la idea, o nada probable: “nada es imposible si se sigue al corazón y abres la ventana a las oportunidades y duermes como cucharita”.
Has intentado dormir con tu pareja como cucharitas en el cajón??... es una sensación tan dulce, tan intensa, tan suave, tan de “cucharita” que vale la pena intentarlo y dejar que los cuerpos se amolden al “cucharazgo” .... no tengo cucharitas pero recuerdo que fui una buena cucharita para dormir o ver el amanecer, para abrir el cajón y dejar entrar el sol y eso ... nadie me lo quita.
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