Por una Biblia divertida *
De niño mis abuelos me leyeron la Biblia. Poco más adelante, tomé la lectura por mi cuenta. Debo confesar que no me gustó, era un libro intimidante de castigos y amenazas, de dificultades para perdonar y de un dramatismo excesivo, particularmente la Pasión, llevada a sus límites por el filme de Mel Gibson, La Pasión de Cristo. En cambio la mitología griega, que leí al mismo tiempo, era una notable propuesta donde los dioses no cesan de mezclarse con los humanos y de cometer pecadillos eróticos. En algún momento, ya convertido en escritor, a eso de los veinte años, comencé a “rescribir” la Biblia, a ponerla a mi gusto: salvar asesinos, traidores y rufianes en general y a despojar de sus vestiduras inmaculadas a una larga hilera de personajes epopéyicos. Algún día pondré juntos todos esos textos y se convertirán en mi propia Biblia, una más divertida y humana, donde los milagros, las visiones y las profecías tengan un sentido y haya menos salvajismo y sangre.
* Tomado de El evangelio según René Avilés Fabila. Plan C Editores. Colección La Mosca Muerta. México, 2009. 150 pp.
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